Un cirujano de prestigio alerta en un libro provocador contra la medicalización imparable de nuestra sociedad
Antoni Sitges-Serra.
- ¿Las mamografías periódicas no evitan que las mujeres mueran de cáncer de mama?
- A lo largo de la vida de una mujer, entre los 40 y los 90 años, tiene un 10% de posibilidades de morir de cáncer de mama y un 90% de morirse de cualquier otra cosa. Es decir: la mamografía trata con una enfermedad de poca prevalencia. Eso para empezar, pero, además, se han hecho estudios comparados: mil mujeres mamografiadas y mil mujeres no mamografiadas. Pues bien: en un grupo se mueren cuatro, y en el otro se mueren cinco. Quien hace mamografías, dice entonces que ha muerto un 20% menos, pero esto es una trampa: una enferma de mil no justifica que a las otras 999 mujeres les hagas una mamografía al año. Pero hay más: de esas mil mujeres mamografiadas, 200 dan alguna vez el falso positivo. Es decir: que les tienen que repetir la mamografía o hacerles una biopsia. Finalmente, un 5% de estas mil mujeres mamografiadas sufrirá una masectomía improcedente. Así que es mejor para las mujeres que no les hagan mamografías.
- Todo está lleno de anuncios, sin embargo, diciéndoles que se las hagan. Y que nos miremos el colesterol, y que poca broma.
- Una sociedad hipocondríaca y sobremedicada. Desde luego. La hipocondria social tiene muchos factores: la prensa, los médicos, la industria, las sociedades científicas, etcétera. El bombardeo de noticias y anuncios sobre los peligros de caer enfermo genera ansiedad. Y es una ansiedad avalada por la Sociedad Española de Cardiología.
- Leyendo su libro, he tenido la sensación de que el debate sobre las vacunas está envenenado, y que el hecho de que los antivacunas sean estúpidos da carta blanca a las farmacéuticas para meternos vacunas que no necesitamos.
- Así es. A la industria farmacéutica le vienen muy bien los antivacunas. El debate gira en torno a un falso dilema. Las vacunas, la higiene, los antibióticos y la cirugía menor son los cuatro grandes pilares de la sanidad del siglo XX. No hay duda. Ahora bien, cuando el calendario pediátrico de vacunas supone 45 dosis en seis años, yo digo: ¿estáis seguros? Porque a lo mejor estamos sometiendo el sistema inmune de estos chavales a un bombardeo que no sabemos en qué va a terminar. Porque una cosa es que vacunes de las enfermedades como la viruela, el tétanos, la tos ferina, difteria, poliomelitis, etcétera, y otra que empecemos a ampliar el mercado: que si la meningitis, que si el neumococo, que si el papiloma… Ahí nos estamos pasando. Hay vacunas que solo interesan a las farmacéuticas, y las pasan, en parte, porque el debate está polarizado. ¡No vaya alguien a pensar que uno es antivacunas, como esos estúpidos acientíficos!
Hay vacunas que solo interesan a las farmacéuticas, y las pasan, en parte, porque el debate está polarizado
- Es parte de la medicalización de la sociedad, que usted describe.
- Claro. No queremos morirnos, ni tampoco queremos tener dolor, ni tristeza. Entonces se medicalizan la muerte, el dolor y la tristeza, y sale ganando la industria, no las personas. ¿Qué pasa cuando bajan el límite aceptable de colesterol en la sangre? Que tienes millones de enfermos que necesitarán millones de dosis de medicación. Por no hablar de esa otra cosa que hacen, que es inventar enfermedades.
- Respecto a las farmacéuticas, usted dice que muchos medicamentos se comercializan antes de saber si son seguros.
- Es algo impresionante. El 40% de medicamentos que se han demostrado mortales después de empezar a venderse tarda todavía dos años en ser retirado del mercado. ¿Por qué? Porque el desarrollo del fármaco ha sido caro, e intentan amortizarlo en los primeros años. La industria aprieta mucho porque sabe que o bien el medicamento va a acabar desvelando algún problema, o no es tan efectivo como se vende, o bien va a salir un competidor. ¿Cómo lo consiguen? Con propaganda, y convenciendo a médicos, a veces con métodos poco honestos. En la oncología, esto es muy normal. La oncología es una de las prácticas más corruptas de la medicina.
- ¡Esa frase tiene tela!
- Ya, ya. Cuando rascas un poco la especialidad por dentro… La gran mayoría de oncólogos de cierto renombre cobran directamente de la industria farmacéutica, o a través de ensayos, o en especies, o a través de congresos. La oncología es una de las especialidades con más inversión de todo tipo.
- El lunes fue Blue Monday, el día más triste del año, así que tenemos que irnos a comprar para curarnos. Creo que es una buena síntesis de lo que cuenta su libro.
- ¡Ja, ja! Sí, es la medicalización de la vida, hasta de los lunes. Convierten en enfermedad (con su fármaco correspondiente) la tristeza, el sexo, la nutrición, la regla, la menopausia, la fealdad, la estupidez… Todo lo humano es susceptible de tratamiento, y la industria amplía su mercado. Como dijo Huxley, la medicina avanza tanto que pronto estaremos todos enfermos.
AUTOR JUAN SOTO IVARS. juansotoivars (El Confidencial)